Oyekun coja

Siguiendo el juego al que me invita la babel del mangle, comienzo por decir las ocho. Aunque debería cambiar las reglas pues ocho se me hacen enternas.

1.Soy coja y cada vez es más evidente

Estoy coja y el dolor se asoma por la cadera
de caídas y de muertos
No veo lo que asoma ese otro día
solo siento ese meji en el peso de sus ojos caídos
y en el de la sonrisa con mordidas
los agarro como fiera y se me disuelven las manos
los abrazo y los quemo a los dos, desde entonces estoy coja.

2. La locura como historial

Se asomó la locura que vive en mi cadera
para decirme que duele el aire y también el agua
que parece que amanece cuando oyekun no quiere
que la noche anterior no pudo tocar el cielo
porque se quedó adormilada
temerosa en mi pierna
para hacerme cojear para siempre.

3. Intentar el deporte, mi eterna tarea

Nací coja y traté los patines
pero se congelaron en el recuerdo de un río, vago, calle abajo.
Cuando ensayo la corrida, me parece verte
pero es la noche vestida de juguetes ópticos
propios para la salida despavorida.
Ahora llegué y creo que es mi pie el que habla.

4. El agua, la solución

La humedad y las limpias me resuelven las borrascas del alma y el cuerpo. Nada como el apretón que moja o el chapuzón que rasca. La cojera se desvanece, derretida y frágil ante las dos, las tres, las mil aguas.

5. La bruja no es lo mismo que la loca.

La bruja es responsable de mucho de la cojera. Sobretodo porque el negro aúna a la cojeada. Bruja sin saberlo, temerosa medium, mas bien cagá.

6. Ay los vicios…

Los vicios me acompañan desde hace un tiempo. Son vicios light pero lo son. La cafeína, el cigarrillo de vez en cuando, sobre todo con el tinto, o el que arrebata y después chocolate. La única, la indiscutible, la reina, la Coca Cola. Hurgarme los oídos con QTips para las cosquillas hasta el punto de que me los prohibieron. Hacerme reir.

7.Ligona hasta la muerte

Ver es el placer de los placeres. Ligonear el mundo, sus esquinas, tereques, buscar en las grietas para ver que puede asomarse. Ver a los nenes dormidos y mirarles hasta yo dormirme. Apretar para ver que sale. La doña cansada en el Supermercado y en el primer plano las frutas podrías. Las canas que se suman al pecho que se acuesta conmigo. Las manos secas y las mojadas también. Sentarme frente a un AVID y ver con cosquillas todo lo que no vi en una filmación. Soy hija del cliché y de Cristina Bazán. La televisión, el cine y el melodrama me han dado la medicina para mi ligoneo.

8. Las pestes de la cittá

Detesto las urbanizaciones por donde a pie no se puede llegar, también me desagrada algo el campo. No me da pena decirlo, me roza el coquí en la montaña. Con el campo brego si es cuestión de un día y por solidaridad con el compa. Necesito caminar entre pestes, gente, recovecos que han sobrevivido muchos años sin que necesiten una reforma Home Depot. Creo que necesito la ciudad por mi condición de ligona y porque en ese espacio es donde menos cojeo. Y entre gente me refiero a ciudades de verdad no el descojón de las fiestas de la Calle San Sebastián, que conste.

Cojeo a menudo por: Estruendomudo , Elástico, Tinta digital, Guerra eterna, No hay tal lugar, Háblame de música, y pare de contar. Además, lo siento, tengo que violentarme y romper las reglas del cangrejo incordio ese que se cree que uno tiempo para esta pendejá. Por más nice que parezca también tiene tufo a cadenita de esas que te mandan por email para que te de suerte.

~ por cáscara en jueves, 2 agosto 2007.